sábado, 12 de diciembre de 2009

Sectarismo en el país de los cedros

para: sectari@smo.lb

Algunos parlamentarios libaneses tienen gran parecido a estos.

El sectarismo se encuentra presente en la vida política y social
del Líbano, e incluso, en la constitución no escrita.

El sectarismo está saturando la vida diaria,
de modo que se vuelve invisible e indivisible,
reemplazando el aire respirable.
Pero, nuevamente, cuando algo se vuelve demasiado dominante,
se torna absoluto y autodestructivo, como el amor y/o el alcohol.
Les daré un ejemplo:

Un candidato que contiende por una "curul ultraortodoxa"
en el parlamento es miembro de un “
partido exclusivo de maronitas
y ex-miembro de una “
milicia maronita” disuelta.

Este candidato ganó las elecciones en su distrito (por la curul ortodoxa)
gracias a los votos abrumadores de los drusos en ese mismo distrito.
Los
drusos votaron por él bajo un acuerdo (una coalición)
con el grupo
sunita de Hariri.

Así que tenemos:
un parlamentario
ortodoxo es miembro de un clan maronita
votado en el poder por los votantes drusos,
únicamente para servir a la estrategia
sunita.

Esto no es una figura ficticia, ¡es verdadera!
Y si no le han bastado los detalles confusos,
este “parlamentario
ortodoxo” obtuvo menos del 24%
de los votantes
ortodoxo en su distrito.
Eso significa que en los hechos sólo representa al partido
maronita,
el cual, casualmente, ni siquiera existe en su peculiar distrito.
Y si ustedes creen que es injusto o extraño,
se sorprenderán al saber que este parlamentario (
cristianos),
durante la guerra civil, asesinó a muchos oponentes
cristianos,
que a sus oponentes
musulmanes o drusos.

Hoy, sus propios guardaespaldas únicamente le temen a gente
de su propia religión y de su propia secta, más que a alguien más.

El sectarismo, debido aquí está hecho por el hombre,
es similar al racismo y no es natural en absoluto.

Raja Chemayel
No sectario y antirracista
11 de Diciembre de 2009
PD:
Casual, accidental y desafortunadamente, el sectarismo siempre ha servido a la voluntad de las potencias coloniales. Por lo tanto, continúa en Líbano. De hecho, el colonialismo siempre lo ha revivido y mantenido activo.

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