lunes, 25 de enero de 2010

Sin pasaporte, sin identidad, sin hogar.

Algunos israelíes comienzan muy temprano…

Imaginemos que hasta hoy,
si eres un judío de cualquier nacionalidad, raza o cultura,
ingresas a cualquier embajada Israelí
y te dan un boleto para Tel Aviv.

Una vez que llegas a Tel Aviv,
solicitas un pasaporte y te lo dan,
después te dan un hogar y un empleo,
y finalmente te conviertes en un ciudadano israelí.

Imaginemos que, simultáneamente,
si eres palestino, dentro de Palestina,
no tienes pasaporte,
tu hogar es aplanado por una niveladora israelí
y en ningún lugar hay embajadas
que te den un pasaporte o un empleo.

La ironía estriba en que un ciudadano israelí
tiene dos pasaportes, dos países, dos identidades
y probablemente también dos hogares,
uno robado por él y otro ocupado por él.


Sherlock Hommos
Investigador de estadísticas sobre desigualdades
20 de Enero de 2010

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